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Formas de vender (y comprar) música: el caso Uhrlaut

El 21 de enero de 2008, un sello discográfico danés, llamado entonces Urlyd, inauguró su catálogo con el album Small arm of sea, de la cantante y productora de electrónica danesa Tone. En principio, un lanzamiento más al mar de datos que es la red.

Sin embargo Urlyd, que cambió su nombre a Uhrlaut Records en 2011, estaba haciendo con ese lanzamiento una apuesta arriesgada y abriendo un nuevo camino en la forma de distribuir música, en un momento en el que la incertidumbre era la tónica dominante en las empresas del sector, los formatos físicos tradicionales estaban en crisis y las nuevas oportunidades parecían más una amenaza que eso mismo: oportunidades.

Hoy, seis años después, la incertidumbre no se ha despejado, los formatos físicos siguen en crisis y las nuevas oportunidades siguen pareciendo eso: amenazas. Aunque también es cierto que Uhrlaut Records sigue publicando discos y mantiene el mismo modelo de negocio que abrió con Small arm of sea. Pero, ¿qué fue? ¿Qué hizo Uhrlaut Records que no habían hecho otros?

Christian Villum y Sune Petersen, fundadores de Uhrlaut Recordings, fueron los primeros en aplicar licencias Creative Commons a discos reales, en soporte físico, y al mismo tiempo apoyarse en una entidad gestora de derechos: la danesa Koda.

A principios de 2008, Koda anunció oficialmente que los músicos miembros de su plataforma podrían elegir la opción Creative Commons para publicar sus trabajos. De esta manera, los beneficios de las publicaciones comerciales serían gestionados por Koda, al tiempo que se permitía a los músicos distribuir de forma gratuita la música siempre que fuese con fines no comerciales.

Cuando Uhrlaut Records publicó Small arm of sea, lo hizo por dos canales que hasta el momento habían parecido excluyentes: el disco se podía comprar en las tiendas, en formato cd+dvd o lp+dvd, y al mismo tiempo se podía descargar, de forma gratuita y legal, en formato MP3 desde las webs de Tone o Uhrlaut Records. Además, al estar el formato físico registrado con licencia Creative Commons, el comprador tenía derecho a compartir tanto la música como el vídeo libremente.

Si a la gente le gusta lo que hago, pueden apoyarme comprando el disco en las tiendas. Así tendrán también la parte visual. En otro caso, espero que se descarguen la música gratis simplemente para comprobar lo que hago”. Sofie Nielsen, Tone.

El inesperado movimiento empresarial de Uhrlaut Records tuvo una amplia cobertura mediática en Dinamarca y otros países. Antes del cambio de paradigma adoptado por Koda, cuando un músico distribuía sus creaciones libremente con una licencia CC estaba renunciando a recibir cualquier compensación por los usos comerciales de su trabajo. Con la nueva postura, por primera vez un artista podía operar en los canales de distribución convencionales, manteniendo los beneficios que ello supone en cuanto al pago de royalties, y al mismo tiempo podía aprovechar todo el potencial que internet y las redes sociales ponen a su disposición para la promoción y difusión de su trabajo.

Por su parte, los consumidores de contenidos digitales podían disfrutar de una doble opción: podrían descargar la música gratis, fácil y legalmente, y al mismo tiempo podían comprar si así lo deseaban un disco en formato tradicional. La apuesta de Uhrlaut Records funcionaba, además, por el valor añadido del disco físico: todas los trabajos publicados por este sello son ediciones limitadas que incluyen la doble vertiente musical y visual (en un dvd) y un exquisito cuidado en la presentación y el diseño, haciendo de cada álbum un objeto valioso en sí mismo. Su lanzamiento más reciente, 40 de Periskop, se ha hecho en vinilo más llave USB.

El modelo de Uhrlaut Records despoja a la 'piratería musical' de su razón de ser, compitiendo con ella en igualdad de condiciones y mejorando la oferta para el consumidor, al tiempo que mantiene intactos los derechos del artista. Asume que la tecnología no es el enemigo, que no se pueden poner puertas al campo y que intentar luchar contra los avances tecnológicos con mentalidad prohibicionista es abocar a las industrias afectadas a muertes lentas, pero inevitables.

La popularización de los servicios de audio en streaming, y su coexistencia con el resurgir de formatos que parecían abandonados, como el vinilo, no hacen sino confirmar que la sinergia de canales que intuyeron Villum y Petersen en 2007 era el camino. Un camino que todavía está por recorrer.