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Eternal sea

2014
  1. Eclipse
  2. The morning glow
  3. Equilibrium
  4. Radiant haze
  5. Nautilus
  6. Aurora borealis
  7. Lethe
  8. Sigil
  9. Estuario del río
  10. Aerinite

Tras el poético nombre de Twilight in Versailles se encuentra el músico californiano Ryan Moser, y aunque el proyecto ha existido en diferentes formas durante ocho años, este Eternal sea es solo su segundo álbum tras Capsule (2013). Aquel era un trabajo más orientado hacia el post-rock, en el que las guitarras eléctricas tenían un papel fundamental en la construcción de las atmósferas y los temas tenían una luminosidad que está completamente ausente de Eternal sea.

En este segundo disco, Moser presenta un conjunto de temas más pesimistas, más oscuros y perfectamente alineados en la estética drone. Los sintetizadores han tomado el puesto de las guitarras en la creación de paisajes sonoros densos, con los graves reforzados y el elemento armónico reducido a progresiones minimalistas, en temas como 'Eclipse' o 'The morning glow', cuya cadencia hipnótica e inspirada melodía es de lo más destacado del disco.

Con frecuencia en obras literarias se ha utilizado el mar como metáfora de la muerte. Hay también en Eternal sea un sentido funerario, casi trágico: un tema como 'Equilibrium' es una versión contemporánea y drone de una marcha fúnebre, y la coda de 'Aerinite' es un adagio lento que se funde en la oscuridad infinita.

Y luego está 'Estuario del río'. Enfrentarse a temas como este, y su escucha debe plantearse así, como un enfrentamiento, lleva a plantearse cuestiones, a hacerse preguntas. Por ejemplo, ¿un tema de 49 minutos, sigue siendo un tema o es ya un disco dentro de un disco? Una obra así, ¿cómo hay que escucharla? ¿Hay que escucharla realmente, o su finalidad es otra? ¿Es 'Estuario del río' música, o una experiencia para ser vivida? Porque no basta con escuchar: si uno se limita a eso, el sonido se pierde, se diluye en el continuo de la realidad circundante. Pero si nos dejamos atrapar, nos dejamos llevar por la fuerza gravitacional de los pads (y lo digo en serio: estos pads son tan densos que podrían tener campo gravitatorio), entonces el tiempo parece ir más lento, la luz parece desaparecer y la realidad ya no es tan importante. Empiezan a materializarse patrones casi imperceptibles en lo que antes era monolítico: cambios minúsculos en los acordes y sonidos superpuestos que entran y salen como partículas. Se hace patente una estructura dividida en tres partes: apabullante la primera, igualmente densa pero mucho más oscura la segunda, igualmente oscura pero ya vacilante la tercera. Acierta Moser al soltar presión al final, dejando una cierta sensación de sosiego que de no existir habría hecho de la experiencia algo insoportable.

El género drone es uno de los más difíciles de abordar, por lo que tiene de experimentación en los límites de lo que puede llamarse música. Eternal sea no llega a traspasar esos límites y aún mantiene pasajes ambient muy disfrutables, como el mencionado 'The morning glow'. Pero también es de agradecer que, con una obra como 'Estuario del río', Twilight in Versailles plantee preguntas a través de la música que cada oyente podrá contestar desde su propia experiencia.